Características del Rambután
El rambután es una especie frutal exótica de origen asiático con gran potencial para el mercado interno y de exportación. En el departamento del Meta se encuentran cultivos con plantas francas (sin injertar). Estas plantas son dioicas, donde las plantas con flores hembras producen frutos de deficiente calidad. El cultivo moderno y tecnificado del rambután se hace con clones seleccionados por rendimiento. Corpoica introdujo desde Honduras en el año 2006 cinco clones: Jetlee, R134, R156, R162, R167.
Las plantas establecidas en el Centro de Investigación La Libertad se le llevaron registros de crecimiento, rendimiento y de presencia de problemas sanitarios, con el fin de conocer la adaptación ecológica del cultivo a las condiciones ambientales de la región. A nivel productivo el clon R134 mostró ser uno de los más productivos. El clon R162 presentó el mayor desarrollo vegetativo en altura y volumen de copa. Los clones se mostraron susceptibles a la época seca.
El ciclo de floración inició después de un periodo de estrés hídrico; de cuajado de fruto a madurez fisiológica transcurren 114 días. Respecto de la calidad del fruto, todos los clones y los de origen varietal desconocido presentaron características adecuadas para su comercialización. En cuanto a plagas y enfermedades se encontró que la mayor limitación está relacionada con la enfermedad del “cáncer del tallo” (Dolabra nepheliae) la cual puede llegar a producir la muerte de los árboles.
El rambután (Nephelium lappaceum L.) es un árbol tropical caracterizado por que sus frutos tienen forma de erizo de mar, con cáscara variable de color desde amarillos hasta rojos, de intenso sabor dulce, es consumido como fruta fresca a nivel mundial. Es comúnmente conocido como rambután, licha, litchi peludo o mamon chino en Indonesia, Malasia, Filipinas, Colombia y Centroamérica; litchi chevelu en Francia y Ngoh, o phruan en Tailandia (Nakasone y Paull, 1998). Pertenece a la familia Sapindaceae dentro de las cuales se destacan otros frutales comestibles de interés comercial como el mamoncillo (Melicocca bijuga L.), el litchi (Litchi chinensis Sonn), el logan (Dimocarpus longan Lour) el pulasan (Nephelium mutabile Blume), el akee (Blighia sápida L.) y el aluao (Nephelium xerospermoides Radlk).
Floración y desarrollo del fruto
Los árboles de rambután inician su periodo de floración a finales de enero y se prolonga hasta mediados de marzo en condiciones del piedemonte del Meta. Los frutos se desarrollan en un tiempo promedio de 114 d desde el cuajado hasta la maduración fisiológica, con un rango de cosecha de mayo a julio con máximos a finales de junio y comienzos de julio.
En promedio las primeras floraciones y producción se presentaron en arboles de alrededor de entre 18 y 24 meses después de establecidos. ‘Jetlee’, por su parte, llegó a florecer a los 13 meses después de injertado y establecido en campo. Arias y Calvo observaron que en arboles propagados por injerto, la producción es precoz y se inicia a partir del segundo año mientras que propagados por semilla su producción se iniciará a partir del quinto año.
Plagas y enfermedades
Entre ellos se encontraron: grillos afectando plántulas en vivero, que pueden consumir rápidamente del 10 al 20% del área foliar de cada hoja; hormigas arrieras (Atta spp.) cortando los espinaretes de los frutos, defoliando plántulas y las hojas más jóvenes de algunos árboles; cochinillas invadiendo, anidando y afectando los frutos, asociadas con las hormigas conocidas regionalmente como candelilla (Wasmannia auropunctata) las cuales representan dificultad en la cosecha debido a sus picaduras; múltiples especies de larvas de mariposas, algunas probablemente de las familias Dalceridae y Limacodidae consumiendo hojas de rambután; y avispas, abejas trigonas, pájaros y micos, perforando y consumiendo frutos maduros.
En los frutos maduros se encontraron abejas curruncho ocasionando daños, sin embargo, ya que estos deben ser cosechados en un 75% de maduración según la preferencia para poscosecha el daño no representa un problema. Ocasionalmente, se presenta un tipo de larvas defoliadoras llamadas comúnmente “gusanos ovejeros”.
Dentro de las enfermedades reportadas en la región se encuentra una de tipo fungosa, causante de la deformación de la corteza o cáncer del tallo (Dolabra nepheliae). Sus primeros síntomas aparecen como pequeños abultamientos o protuberancias con pequeñas fisuras normalmente en el tronco del árbol, los cuales van creciendo a medida que van apareciendo nuevos síntomas hasta formar los llamados “chancros” o “corchos” característicos de la enfermedad, reconocidos fácilmente por su coloración negruzca en su interior.